
«La red no debe tener dueño» Aunque estudió Ciencias Físicas, este londinense de 53 años vivió la informática desde la cuna; no en vano sus padres se conocieron fabricando un ordenador. Trabajó en el CERN, el famoso laboratorio europeo, y allí, intentando resolver los problemas del intercambio de información entre científicos, creó la World Wide Web en 1990. Hoy trabaja en el Massachussets Institute of Technology y tutela el desarrollo de su criatura a través de un consorcio.
¿Puede un despistado cambiar el curso de la historia?
A Tim Berners-Lee la preocupación por encontrar un sustituto de la memoria le llevó a crear un sistema de información al que bautizó con el nombre de World Wide Web (gran telaraña mundial) y que hoy se reconoce como el más vasto y democrático medio de comunicación existente.
El cerebro humano almacena sus recuerdos de manera aleatoria.
Hay quien piensa en una persona a la que hace años que no ve en el momento en que huele un perfume por la calle. Y quien, de repente, recuerda que se dejó el gas encendido cuando le piden fuego. Reflexionando sobre este imprevisible funcionamiento del cerebro, Berners-Lee, un físico inglés dedicado a la informática, pensó crear un sistema de software que emulase esa estructura de caprichosos saltos mentales. «Me pareció que sería muy útil mantener esa forma aleatoria de asociaciones entre conceptos que cualquiera hace en la vida real; en teoría, el cerebro de la mayoría de las personas las realiza muy bien, pero ése no era mi caso». Así, el despiste de Berners-Lee, quien reconoce que olvida con facilidad los nombres y las caras, le llevó a intentar producir un modelo de software que supliese su deficiente memoria.
El primer acercamiento de Berners-Lee a estas ideas se produjo en 1980, cuando tenía sólo 23 años, y creó un programa llamado Enquire (Pregunta). Sin embargo, poco podía imaginar que su invento iba a convertirse en un símbolo de la sociedad de la información, caracterizado por una combinación de letras y signos de puntuación de esta forma: http://www. Las tres w, correspondientes a las siglas de World Wide Web en las direcciones de Internet, junto con http, que significa HiperText Transfer Protocol, se han hecho omnipresentes en cualquier medio. Están en los anuncios, en los periódicos y revistas, en impresos oficiales y hasta se intercambian entre amigos como si fuesen cromos. Y la culpa es de Berners-Lee, este virtuoso de las teclas del ordenador, instrumento que sólo abandona para ponerse ante otras teclas, las del piano, con el cual deleita a sus amigos.
EXTRACTO DE: